Atención a las víboras y a sus picaduras

 

Vuelve el calor en este verano de climatología convulsa y con él, la aparición de los temidos ofidios. En la península ibérica se describen hasta cinco especies venenosas conocidas como víboras, que serán las protagonistas de los días más calurosos del año, por ser animales de sangre fría necesitan una temperatura determinada para activar su metabolismo.

Las picaduras de serpiente según la OMS se calcula que afectan a nivel mundial a unos 5 millones de personas al año, la mitad de las cuales se envenenan. Pero, ¿qué pasa con los perros?

Los perros pueden verse afectados por varias especies, siendo la más habitual la víbora hocicuda (Vipera latastei). Esta víbora es una serpiente pequeña que destaca por su cabeza triangular y un pequeño apéndice en la zona del hocico. Otra de las especies es la víbora cantábrica (Vipera seoanei), de talla mediana, que presenta una cabeza grande y cuadrangular y el hocico ligeramente levantadoPor último, tenemos a la víbora del Pirineo (Vipera aspis), que es la más grande y posee un veneno más potente que las anteriores y presenta como rasgo diferencial el color rojizo de su iris.

Cómo afectan a los perros y tratamiento

 

Habitualmente las picaduras de víbora en los perros se suelen producir en las patas o el hocico y la sintomatología es variada: Hinchazón de la zona, enrojecimiento o incluso color amoratado, dolor, respiración alterada, letargia, náuseas y salivación. Pero, ¿cómo podemos diferenciar la picadura de cualquier insecto frente a la de una víbora? Es sencillo, las víboras dejan con su picadura dos pequeños orificios característicos.

Cuando nos encontramos ante una situación inesperada o fuera de nuestro alcance, el organismo afronta esta circunstancia desencadenando mecanismos de estrés y aumentando el ritmo cardíaco. Esto mismo ocurre en los perros, por eso debemos controlar en todo momento al animal, intentando calmarle y evitando toda actividad física, ya que el incremento de actividad cardíaca favorecerá la diseminación de las toxinas en un corto período de tiempo. Si nos encontramos en el campo y vamos a tardar en llegar al veterinario, podemos lavar la zona afectada con agua y jabón, sin realizar presión ni frotar.

A continuación, acudiremos a nuestro veterinario de confianza que realizará las pruebas pertinentes, generalmente un analítica sanguínea, y procederá a la administración de un antídoto (si dispone de él) o en su defecto, a la administración de antiinflamatorios con acción inmunosupresora como el Urbason® y antibioterapia. Si el caso reviste gravedad y no hay mejoría, se administrarán también fluidos endovenosos.

Si identificáis una víbora, ya sabéis, actuad con celeridad, sentido común y tranquilidad.

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